Malahide es perfecto para escapar del bullicio de la capital y dedicar una tarde al relax y a la naturaleza, ya que las 100 hectáreas de su parque no defraudan, así como la visión impresionante que ofrecerá la entrada.

Además, no podemos olvidar de que se trata de un pueblo marítimo, lo que nos permite pasear en sus numerosas zonas verdes, donde podremos practicar deportes, juegos y actividades al aire libre, en una temperatura cálida, pero suave y agradable.

Y paseando por las calles estrechas se llega directamente al puerto, una zona muy animada gracias a la vocación marítima de la ciudad: merece un paseo a lo largo de los muchos barcos amarrados, entre el viento que despeina el pelo y el rugido del mar.

Pero lo que hace este pueblo sea tan famoso es sin duda su castillo, el Malahide Castle.